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Caballos en otoño.

  • 9 oct
  • 11 Min. de lectura

El otoño trae consigo un cambio de color en las hojas con paisajes impresionantes, temperaturas más frescas y normalmente un aumento de las lluvias.


caballos y otoño

Con el aumento de las lluvias, la disminución del sol y las temperaturas, el acortamiento de los días y el atraso de una hora en el reloj, debemos adaptarnos a la nueva estación y si bien los caballos se adaptan bien a los cambios de estación, hay factores que debemos tener en cuenta.


Los cambios en la dieta afectan a los caballos. Su sistema digestivo es muy complejo y su bioma intestinal está muy bien equilibrado. Este puede verse afectado rápidamente por cambios en el forraje. El heno de nueva temporada, la hierba de otoño o la reducción del pastoreo pueden afectar su sistema digestivo. Esto puede observarse en el comportamiento del caballo debido a que se están adaptando a cambios en las bacterias digestivas y a cambios hormonales.


caballos pastando en otoño

El buen mantenimiento de los pastos es vital para la salud de los caballos. A los caballos les gusta pastar en los prados, y en otoño, cuando llueve con más frecuencia, la hierba suele crecer mucho más y estar más fresca, lo que provoca que los caballos coman más que durante los meses más secos.


Sin embargo, los pastos otoñales pueden contener altas concentraciones de azúcar, lo que puede contribuir al cólico equino y otros problemas metabólicos como laminitis.


laminitis
Casco sano-Casco con Laminitis

La hierba empieza a dejar de crecer a medida que baja la temperatura y los días se acortan. Pero con un último impulso de energía antes del invierno, la hierba libera sus últimos brotes del año. Como resultado, el azúcar natural de la hierba se acumula en el tallo. A los caballos les encantan estos brotes otoñales por su sabor dulce y su fácil digestión, pero demasiado azúcar puede provocar un aumento repentino del peso del caballo y, por lo tanto, causar más complicaciones de salud, como afecciones en las articulaciones o laminitis.


Además, el otoño se caracteriza por cambios de temperatura impredecibles. Las noches frías seguidas de días cálidos pueden influir en la forma en que el cuerpo del caballo metaboliza los azúcares, dificultando también la regulación eficaz de los niveles de insulina lo que supone un factor clave en la laminitis otoñal.


Los caballos con sobrepeso, antecedentes de problemas metabólicos o simplemente predispuestos a la resistencia a la insulina son más vulnerables en esta época del año y el consumo de pasto con alto contenido de azúcar agrava este problema.

Se puede alimentar con más heno, ya que el pasto seco contiene menos azúcares y más fibra, lo que ayudará a controlar su ingesta de alimento.


Un mayor consumo de forraje seco, como el heno, conlleva una mayor necesidad de agua, por lo que debe asegurarse de que los caballos beban suficiente agua y que las fuentes de agua sean accesibles y estén libres de hielo.


caballos bebiendo agua

Muchos caballos consumen menos agua cuando las temperaturas bajan y los bebederos congelados también desalientan a los caballos a beber agua. Además en otoño, la disminución del ejercicio y el movimiento puede ralentizar el tracto gastrointestinal del caballo y aumentar el riesgo de cólicos. El cólico por impactación puede deberse a la falta de agua y movimiento.


Debemos pues asegurarnos de que los caballos hagan suficiente ejercicio, y vigilar el estado del agua de los abrevaderos para que beban agua suficiente. La sal y los electrolitos suplementarios, ya sea en bloque o agregados al agua, pueden ayudar a estimular la sed de un caballo.


A medida que la hierba de los pastos entra en letargo, los caballos pueden ser más propensos a probar las hojas, frutos y malezas que ignorarían con la hierba en pleno crecimiento, y existen ciertos árboles cuyas hojas y/o frutos pueden tener un efecto positivo en el metabolismo en pequeñas cantidades, pero se vuelven tóxicos al consumirse en grandes cantidades. Entre ellos se encuentran, por ejemplo, el nogal o el roble.


caballo comiendo hojas de arbol

A medida que el clima se vuelve más frío y llega el otoño, las hojas y las bellotas comienzan a caer. Las bellotas, así como las hojas y ramas de los robles, contienen ácido tánico y estos taninos pueden ser tóxicos para los caballos. Si bien algunos caballos son más susceptibles al envenenamiento por bellotas que otros, hay que vigilar a los que no están acostumbrados a su ingesta.


El pastoreo deficiente puede aumentar la probabilidad de que los caballos consuman bellotas, al igual que el aumento de la cantidad de bellotas en el suelo. Los fuertes vientos o tormentas pueden provocar la caída simultánea de muchas bellotas, hojas y ramas en el campo, lo que aumenta la probabilidad de que los caballos las consuman.


bellotas

Las bellotas, las hojas y las ramas de roble tienen un sabor amargo, lo que debería disuadir a la mayoría de los caballos de comerlas en exceso. Los caballos pueden consumir algunas bellotas sin envenenarse, especialmente si ya están acostumbrados a ellas y no les falta pasto y/o forraje, de manera que solo son un suplemento que suelen ser consumidos por los caballos solo en pequeñas cantidades.

Sin embargo, algunos caballos parecen haber desarrollado un gusto por las bellotas casi adictivo y las buscan activamente. En estos casos, se debe tener especial cuidado para evitar que tengan acceso a ellas y coman demasiadas.


Los signos de envenenamiento por bellotas incluyen: Presencia de cáscaras de bellota en los excrementos del caballo, letargo, síntomas de cólico, deshidración, moqueo y diarrea sanguinolenta.


Si sospecha de intoxicación por bellotas, llamaremos al veterinario de inmediato. Aunque no existe un tratamiento específico para la intoxicación por bellotas, se pueden administrar líquidos intravenosos para ayudar a eliminar las toxinas y medicamentos para proteger los intestinos y controlar el dolor.


caballos comiendo heno

A medida que avanza el otoño el pasto de los prados entra en letargo y va disminuyendo por lo que es crucial proporcionar a los caballos una fuente alternativa de forraje, heno, durante el otoño y el invierno.

Es hora de aumentar la cantidad de heno, asegurándonos de que no esté polvoriento, mohoso ni lleno de maleza. Además de tener suficiente previsión de heno para pasar la temporada invernal.


Con el aumento de las lluvias, los pastos pueden volverse extremadamente fangosos en las épocas más frías del año. La fiebre del lodo, también conocida como dermatitis de la cuartilla o arestines, es una afección cutánea no contagiosa que suele afectar las extremidades inferiores de los caballos.


arestines

Es una irritación cutánea causada por la humedad. Las patas de los caballos suelen estar mojadas durante más tiempo en otoño/invierno que en verano, cuando el calor puede resecarlas. Los síntomas de esta condición común y no contagiosa son irritación, dolor, costras y supuración en la piel, a menudo en otoño/invierno, debido a la exposición prolongada a condiciones húmedas y embarradas que dañan la barrera protectora de la piel.



Para tratarla, lavar y limpiar las zonas afectadas con una solución antiséptica y mantener las extremidades limpias y secas y proporcionar un entorno más seco para el caballo y, si es posible, evitar que se exponga a condiciones de barro prolongadas.

A veces, será necesario el uso de medicamentos, como antibióticos y productos tópicos para tratar la infección. A nosotros nos funciona muy bien el aceite de árbol del te (Melaleuca alternifolia).


Las bacterias y los insectos viven en zonas húmedas y fangosas, y con el aumento de las lluvias, los pastos pueden convertirse en el lugar perfecto para acampar.


Durante la mayor parte del verano las moscas y tábanos nos irritaban y incomodaban a nuestros caballos. Con el otoño se acabaron y ya no tenemos que preocuparnos por repelentes, infecciones oculares ni eccemas. Moscas y tábanos son más activos y se reproducen en los meses más cálidos, y el frío los mata.


moscas y caballo

En otoño las temperaturas más frías, los días más cortos y menos luz solar ralentizan el ciclo de vida de las moscas, reduciendo su actividad y número. La mayoría de especies de moscas y tábanos están programadas para morir o pasar el invierno como pupas o huevos después de las primeras heladas, lo que pone fin a su actividad.


Las moscas de los establos y muchas otras moscas ponen huevos en el estiércol o en materia orgánica en descomposición. Podemos aprovechar el otoño para gestionar adecuadamente el estiércol y retirar el estiércol, el pienso, el heno viejos, y cualquier viruta usada en cuadras, paddocks y prados, esto reducirá los criaderos de moscas.


La mayoría de los caballos requieren desparasitaciones anuales, normalmente en primavera y otoño. Un manejo adecuado de los pastos, con rotación y de ser posible con un pastoreo alternado con rumiantes, reducirá la infestación parasitaria, debido a que la mayoría de los parásitos internos buscan huéspedes específicos.


Parásitos en heces de caballo

Las hierbas contienen diversos huevos de lombrices, sobre todo en otoño, que al ingerirse pueden causar complicaciones. Además, las lombrices que se desarrollan en esta época del año pueden proliferar en el intestino del caballo gracias al aporte extra de azúcares de los brotes de hierba otoñal. Como resultado, el caballo es más susceptible a problemas como el cólico.


Además de parásitos como las lombrices, los caballos también pueden contraer parásitos que causan problemas de piel durante el otoño. Parásitos como los oxiuros de cuello (Onchocerca cervicalis) pueden causar problemas en la piel como picazón, inflamación, caída del pelo y lesiones graves. Las bacterias y los pequeños insectos también pueden entrar en el casco del caballo y causar molestias extremas.


Por lo tanto, el plan de salud de otoño debe incluir un desparasitante de otoño. Se recomiendan desparasitantes que incluyan tanto una avermectina (ivermectina o moxidectina) para los nematodos como el praziquantel para las tenias.

Para evitar la resistencia parasitaria, debemos rotar los principios activos de los desparasitantes, aunque el praziquantel es especialmente importante para la desparasitación de otoño.


Los cascos de los caballos requieren un mayor cuidado en esta época, debido a las condiciones fluctuantes de humedad y sequedad, los pastos fangosos pueden generar residuos acumulados en los cascos y el riesgo de infecciones como la candidiasis (una infección por hongos) y otras infecciones.


cascos en otoño

Las condiciones alternas de humedad y sequedad hacen que el cuerno del casco se expanda y se contraiga, lo que puede provocar grietas y debilitamiento.

La reducción del pastoreo en los prados, puede conducir a una menor ingesta de vitaminas y minerales cruciales necesarios para el crecimiento saludable de los cascos y, como ya hemos comentado, algunos caballos corren un mayor riesgo de sufrir laminitis en otoño debido a los pastos azucarados y a problemas endocrinos.


dentista equino

El cuidado dental de los caballos en otoño es crucial, ya que el cambio del pastoreo a la alimentación con heno, combinado con un mayor gasto calórico para mantenerse calientes, tensiona sus dientes y encías.

Esta temporada es el momento ideal para realizar controles dentales de rutina para detectar y tratar problemas como puntas afiladas o maloclusiones que pueden causar dolor, reducción de la capacidad de masticación y pérdida de peso, especialmente en caballos mayores.


En otoño, tras el calor del verano, los días se acortan y bajan las temperaturas; estas señales indican el inicio del cambio de pelaje.


La caída del pelaje de verano es solo el último paso de un proceso que, en realidad, comienza semanas antes. Comienza con el crecimiento de un pelo superior más largo y una capa interna densa y lanosa. Tras una fase inicial de crecimiento, hay una pausa, y luego el nuevo pelaje continúa creciendo, desplazando gradualmente al pelaje de verano.


El clima otoñal, con sus cambios repentinos de temperatura y humedad, ya supone un desafío para el sistema inmunitario. Si a esto le sumamos las exigencias del cambio de pelaje y las transiciones dietéticas, tenemos una verdadera prueba para las defensas de tu caballo.


Una nutrición adecuada durante esta etapa fortalece el sistema inmunitario del caballo y promueve su bienestar general.


cepillando al caballo

Los caballos necesitan abundante energía, aminoácidos y nutrientes durante la muda de pelaje. Cada pelo está compuesto de fibras proteicas, lo que hace que los aminoácidos esenciales, sean fundamentales para el metabolismo de la piel y el crecimiento del pelo. Una deficiencia puede manifestarse como un pelaje opaco, fatiga y menor rendimiento.


Todo este proceso es físicamente exigente y estresante para el cuerpo del caballo. Los caballos mayores, los caballos de competición o de cría, y aquellos con trastornos metabólicos son especialmente sensibles durante esta etapa.


A la pregunta "¿Debemos cubrir con mantas a los caballos?", la respuesta corta es "no". El caballo crea su propia manta: un pelaje lo suficientemente largo y grueso como para soportar los días más fríos del invierno. Es una cubierta ajustable que se aplana o se eleva por encima de la piel a medida que el caballo entra en calor o enfría.


El caballo doméstico es capaz de utilizar correctamente sus increíbles habilidades termorreguladoras de forma natural exactamente de la misma manera que el caballo salvaje.


caballos con mantas

Cubrir con mantas quizá puede ser necesario para caballos de competición, que se esquilan habitualmente durante el frío para mantener una apariencia tersa, reducir la sudoración, acortar el tiempo de enfriamiento y acelerar el secado después de entrenamientos rigurosos. Los caballos muy mayores, cuyo apetito y digestión pueden no ser suficientes para mantener la carne en sus huesos y sus "hornos" internos activos, pueden necesitar puntualmente refugio o mantas durante el mal tiempo.


También en el otoño, las yeguas de cría salen naturalmente de su temporada reproductiva, experimentando celos cada vez más erráticos antes de entrar en un estado de anestro, o inactividad reproductiva, debido a la disminución de la luz del día y las temperaturas más frías.


El ciclo reproductivo de una yegua está determinado por el fotoperiodo, y la disminución de las horas de luz indica el final de su período fértil; salvo algunas excepciones, las yeguas generalmente no entran en celo entre octubre y marzo. Algunas yeguas tendrán un ciclo menos predecible en el otoño, mientras que otras pueden continuar ciclando normalmente.


Asimismo también el otoño es una época tradicional para destetar a los potros, suelen tener entre 4 y 6 meses, el clima aún es agradable, ni demasiado caluroso ni demasiado frío y los potros ya pastan y comen alimento sólido, lo que los hace menos dependientes de sus madres para su nutrición.


potros destetados

Es básico asegurarnos de que los potros se han manipulados antes del destete, acostumbrado a la alimentación sólida y tienen en un entorno seguro para el destete. Posteriormente, se debe observar cuidadosamente tanto a los potros como a las yeguas para detectar cualquier signo de mala salud debido al estrés y signos de mastitis en la yegua. El destete en una estación más fría, como el otoño, también puede ayudar a reducir el riesgo de que las yeguas desarrollen mastitis.


El destete es un hito importante en la vida de un potro, un buen comienzo en esta etapa dará como resultado un potro sano y seguro de si mismo.


castración potro

El otoño también puede ser un buen momento para castrar potros, con temperaturas más frías y menos moscas, lo que facilita la recuperación y reduce la probabilidad de infección.


Aunque el procedimiento puede realizarse en otras épocas del año. Para un procedimiento seguro, ambos testículos deben haber descendido, el potro debe gozar de buena salud y tener sus vacunas al día (especialmente contra el tétanos), y el procedimiento puede realizarse bajo sedación o anestesia general.



cercado roto

El otoño también es el momento perfecto para reparar cualquier daño en los refugios, arreglar los cercados y repasar los puntos de agua, limpiar cuadras y, en general, garantizar que el entorno de los caballos sea cómodo y esté preparado para los días más fríos.


Después del otoño, llega el invierno, que es aún más complicado para los caballos. Por lo tanto, tener un "plan de cuidado de la salud de otoño" adecuadamente planificado puede hacer que los caballos estén mejor preparados para enfrentar los desafíos del invierno y, al mismo tiempo, mantenerlos saludables y felices durante el otoño.


Los jinetes también debemos estar atentos en otoño al clima, adaptar los planes de montar a caballo a horas de luz más cortas, terrenos resbaladizos, y centrándonos en la seguridad, la visibilidad y la comodidad a través del equipo adecuado, vigilando el clima, el conocimiento de las condiciones cambiantes del terreno y un mantenimiento atento.


limpiando silla de montar

Es una buena época para revisar el equipo del caballo, para comprobar su sequedad y estado, y asegurarnos de limpiarlo y acondicionarlo regularmente. Los accesorios de cuero pueden secarse y agrietarse en el aire más frío y seco, por lo que es fundamental limpiarlos y acondicionarlos periódicamente.

Mientras nos preparamos para el invierno, inspeccionaremos todo el equipo ecuestre y realizaremos las reparaciones o reemplazos necesarios.


El otoño es una hermosa temporada para montar a caballo, ofreciendo paisajes únicos y un clima fresco y revitalizante. Al tomar las medidas necesarias para cuidar tanto al caballo como al jinete, aseguramos una experiencia segura y agradable que nos ayuda a mantener un fuerte vínculo y conexión con ellos.


montando en otoño

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