Hablamos mucho de la dieta de nuestros caballos, que si forraje, que si pienso, que si complementos bióticos, etc. y prestamos menos atención a la importancia del agua que les proporcionamos. La verdad es que el agua es la prioridad básica para la vida del caballo, solo el aire que respira lo supera en importancia como nutriente fundamental para la vida.
El agua está involucrada en todo, desde el bombeo del corazón y la digestión de los alimentos hasta la lubricación de las articulaciones, la filtración de desechos a través de los riñones y, muy importante, la regulación de su temperatura corporal.
Si bien no podemos controlar la cantidad de aire disponible, podemos controlar la cantidad y calidad de agua que proporcionamos a nuestros animales.
El cuerpo del caballo contiene 65-75% de agua. Los caballos mantienen el equilibrio de sus fluidos corporales bebiendo agua o comiendo alimentos húmedos como pasto, así como a través del metabolismo de proteínas, carbohidratos y grasas. Los caballos pierden agua a través de la excreción de orina, heces y sudor, así como al expirar mientras respiran. Una yegua lactante también pierde líquidos a través de la secreción de leche. El agua también se puede perder por enfermedad; la diarrea, por ejemplo, puede ser extremadamente peligrosa para los potros; pueden perder agua demasiado rápido y alterar el equilibrio de líquidos corporales.
La cantidad de agua que un caballo necesita consumir por día está directamente relacionada con la cantidad de agua que el caballo pierde por día. Un caballo necesita aproximadamente de tres a ocho litros de agua por cada cien kilos de peso.
Desde luego influye también la alimentación, el agua constituye la base de toda nutrición; aporta saliva, ácido estomacal, las enzimas del intestino delgado y la capacidad de fermentación del intestino grueso.
El pasto fresco tiene aproximadamente un 60-80% de humedad, lo que significa que obtienen una cantidad sustancial de agua mientras pastan. Por el contrario, los cereales, los concentrados y el heno en balas contienen mucha menos humedad, lo que significa que los caballos necesitan beber más para satisfacer sus necesidades de agua.
Una de las mayores pérdidas de agua de un caballo es el estiércol. Cuando un caballo consume forraje, se digiere a través de la fermentación en el intestino grueso, en un entorno bastante líquido que permite un crecimiento bacteriano óptimo. El consumo de forraje fomenta la ingesta de agua para mantener este ambiente. La hierba fresca de los pastos contiene un contenido de humedad mucho mayor en comparación con el alimento seco, por lo que no es sorprendente que los caballos visiten el abrevadero con menos frecuencia cuando pastan forraje exuberante en comparación con cuando se alimentan con heno.
Además de su función nutricional, el agua, transporta oxígeno a cada célula (y dióxido de carbono desde ella), lo que permite la difusión de estos gases a través de las membranas celulares. Transporta hormonas, inmunoglobulinas, anticuerpos y todos los componentes que regulan esos factores metabólicos esenciales. Es fundamental para secretar sustancias en la superficie externa de la piel y el cabello, para mantener una barrera contra infecciones, parásitos y otros patógenos.
Obviamente, la orina tambien contribuye a las pérdidas de agua en los caballos, aunque es la pérdida de agua más variable en el caballo. Algunos caballos simplemente consumen más agua que otros, por lo que excretarán orina más diluida para eliminar el exceso de agua del cuerpo. Por otra parte, si no se satisfacen las necesidades de agua del caballo, los riñones actuarán para limitar las pérdidas de agua y concentrar la orina.
Por supuesto, tambien el clima puede afectar el consumo de agua. Por lo general, los caballos consumen más agua durante los meses cálidos y húmedos del verano. Pero algunos caballos incluso beben más agua en invierno que en el caluroso verano ya que que la calidad de los forrajes generalmente no es tan buena como en verano, con menos humedad.
El sudor representa una variable tremenda en las pérdidas de agua del caballo, que depende tanto de la temperatura como del ejercicio. En comparación con otras especies que dependen principalmente del enfriamiento respiratorio o del jadeo para refrescarse, los caballos son más similares a los humanos, ya que ambos disipan el calor a través del sudor y el enfriamiento por evaporación.
El aumento de la temperatura ambiental puede aumentar las pérdidas por evaporación entre un 45 por ciento y casi un 400 por ciento de las pérdidas normales de agua del caballo. La adición de ejercicio a las pérdidas ambientales puede llevar rápidamente a un caballo a la deshidratación y al estrés por calor si no se reponen las pérdidas de agua.
La buena noticia es que los caballos, mediante el entrenamiento o la adaptación a su entorno, se vuelven más eficientes en la disipación del calor y comienzan a minimizar sus pérdidas de agua.
Las yeguas en periodo de lactancia también tienen una pérdida significativa de agua a través de la leche. La cantidad de leche producida puede ser extremadamente variable entre yeguas, con un promedio de 2 a 3 por ciento de su peso corporal por día. Esto aumentará sus necesidades de agua entre un 50 y un 75 por ciento más de lo normal. Las yeguas en periodo de lactancia también tienen una demanda de energía muy alta en sus cuerpos, lo que también aumenta su ingesta de alimento. Y ya hemos comentado que a medida que aumenta la ingesta de alimento, el caballo debe aumentar su consumo de agua para mantener el flujo de la digestión y contrarrestar las pérdidas de agua a través del estiércol.
Las etapas del ciclo de vida de un caballo también son importantes. En el caso de los potros, por ejemplo, sus necesidades iniciales de agua se cubren con la leche de la yegua. Pero, cuando tienen alrededor de un mes de edad, comienzan a comer una cantidad bastante significativa de alimento y a mordisquear forrajes secos; su ingesta de agua puede llegar a los 4 litros diarios en ese momento. Cuando pasan a consumir más alimentos secos, como heno y cereales (y menos leche), su ingesta de agua aumenta. Por el contrario, un caballo mayor y más maduro que ha hecho menos ejercicio puede tener una ingesta de agua menor.
Varias circunstancias pueden provocar una deficiencia de agua en los caballos, incluido el sabor desagradable, la falta de agua ofrecida o la pérdida de la sed debido al esfuerzo.
La falta de agua pone en riesgo los sistemas vitales de un caballo. Un caballo puede vivir alrededor de un mes sin comida, pero dentro de las 48 horas sin agua o con una ingesta insuficiente, es probable que comience a desarrollar problemas como cólicos, impactación, letargo u otros problemas que amenazan la vida.
El aumento de los niveles de deshidratación afectará al torrente sanguíneo, reduciendo la fluidez, lo que puede provocar insuficiencia cardíaca, falta de oxígeno y disfunciones orgánicas múltiples. La actividad muscular se ve afectada. Por último, las propias células se vuelven flácidas y pierden humedad, lo que conduce a una descomposición bioquímica. La deshidratación extrema puede provocar la muerte con bastante rapidez.
Los signos que indican que un caballo podría estar deshidratado son debilidad, depresión, ojos hundidos, membranas mucosas secas, tiempo de llenado capilar más lento y aumento de la frecuencia cardíaca. Una forma rápida de comprobar el nivel de hidratación de su caballo es pellizcar la piel cerca de la base del cuello del caballo durante dos segundos. Si la piel vuelve a la normalidad, casi de inmediato, entonces el caballo no está gravemente deshidratado. Sin embargo, si la piel permanece en la posición pellizcada, el caballo necesita agua.
El caballo no estará mas que unos pocos minutos de manera intermitente bebiendo cada día para saciar su sed y modifica el patrón de consumo de agua dependiendo tanto de la fuente como la disponibilidad. Cada vez que bebe, primero sumerge el morro en el agua para ingerir una toma larga y después toma varios sorbos pequeños.
No beberán si el agua esta demasiado fría, congelada o demasiado caliente y siempre hay que mantener los bebederos limpios para que no se desarrollen parásitos o algas.
De manera que nunca les debe faltar acceso a agua fresca, limpia y apetecible de beber y en los caballos que viven en grupo o manada vigilar el orden jerárquico. Si sospecha que uno o más caballos están siendo ahuyentados del abrevadero, hay que
pensar en agregar un segundo abrevadero
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