Tomar la decisión del retiro o jubilación de un caballo puede ser una decisión muy difícil y emocional.
A pesar de todo el apego sentimental que se tiene por el animal envejecido, también hay que sopesar el coste ya que todavía necesitara desparasitaciones, cuidado de los cascos, alimentación, refugio y, cuando sea necesario, tratamiento veterinario.
En última instancia, la decisión recaerá en el propietario individual después de discutirlo con su veterinario, podólogo, entrenador y otros profesionales al cuidado del caballo.
Ya sea que conozcas al caballo desde su nacimiento, su crianza y más allá, o que te hayas unido a él más adelante en el transcurso de su vida, es importante brindarle el mejor cuidado cuando llegue el momento de que disfrute de un ritmo de vida más lento. Una jubilación cómoda es una recompensa por su arduo trabajo y su continuo compañerismo a lo largo de los años.
Los seres humanos han definido una edad y objetivos de jubilación, pero no es tan sencillo con los caballos. Como ocurre con los humanos, la edad cronológica no siempre coincide con el proceso de envejecimiento por lo que por sí sola no debería ser un criterio para la jubilación.
Además la genética, el manejo y el medio ambiente pueden afectar el proceso de envejecimiento del caballo. Determinar el momento adecuado para retirar a un caballo es una decisión crucial. No existe una solución única para todos. Depende de varios factores, entre ellos la edad, la salud y el nivel de actividad del caballo.
El envejecimiento de los caballos, al igual que el de las personas, es muy individual.
Algunos caballos se pueden montar durante toda su vida adulta. Otros pueden tener una lesión u otro problema que los haga imposibles de manejar en sus últimos años y la mayoría de los caballos necesitarán tener un ritmo de trabajo mas reducido a medida que envejecen.
El factor principal es la condición del animal para el propósito para el que se utiliza. No sera lo mismo un caballo de ocio en trabajos livianos que un caballo de competición de élite. En la primera situación, es posible que no tenga que retirarse hasta que tenga 20 o incluso 30 años, pero en un caballo de competición avanzado, los 18 años pueden ser el momento de retirarse al campo para llevar una vida más relajada.
A veces podemos notar una disminución del entusiasmo, el caballo comienza a mostrar desinterés en actividades que solía disfrutar o se vuelve letárgico, esto podría ser una señal de que está listo para una vida más tranquila. Los signos sutiles como un comportamiento agresivo o gruñón mientras está ensillado o incluso durante el trabajo montado, que anteriormente no mostraba.
Quiza podría ser el momento de revisar el tipo de trabajo que realiza el caballo y reducirlo. Debemos ser adaptables y pensar que el caballo debe desempeñar un papel importante a la hora de decidir cuándo retirarse o, al menos, cuándo cambiar a un ritmo de vida más lento.
Siempre debemos prestar atención a cualquier limitación física, como una condición física reducida o dificultad para mantener una condición corporal ideal.
En algunas circunstancias es necesario retirar antes a un caballo. Puede que no sea seguro trabajar con él debido a problemas neurológicos, o por alguna lesión o enfermedad, siendo las cojeras la razón más común por la que se retiran los caballos jovenes.
Como regla general, los caballos se mantienen más sanos y viven más cuando permanecen activos el mayor tiempo posible. El ejercicio regular, incluso simplemente caminar, ayuda a mantener la masa muscular y mantiene la artritis bajo control.
La artritis es una inflamación de las articulaciones que puede provocar una reducción del rendimiento, dolor y cojera. Los caballos pueden verse afectados a cualquier edad, sin embargo es más común en caballos mayores debido al desgaste de las articulaciones por años. Las posibilidades de que un caballo desarrolle artritis aumentan si previamente ha sufrido una lesión o infección en las articulaciones, o si ha tenido una carrera atlética exigente.
A medida que el caballo envejece, sus cascos comenzarán a crecer más lentamente, sin embargo, aún es muy importante el cuidado de los cascos con visitas regulares del podólogo o herrador. Si se dejan crecer demasiado y se desequilibran, esto ejercerá una tensión adicional sobre las articulaciones y empeorará cualquier afección articular preexistente, lo que podría causar una gran incomodidad.
Hay que vigilar al caballo para detectar cualquier movimiento anormal que pueda sugerir dolor. El dolor en las articulaciones puede impedirle acostarse y levantarse fácilmente, lo que puede afectar negativamente su sueño porque los caballos necesitan acostarse para tener el sueño REM (movimiento ocular rápido). La falta de sueño y un patrón de sueño alterado pueden incluso provocar problemas de conducta.
Los caballos se vuelven menos capaces de afrontar los extremos a medida que se aventuran en sus últimos años y esto es especialmente cierto en el caso del clima. A medida que envejece, la capacidad de su caballo para controlar su temperatura corporal se reduce. Es probable que tenga menos grasa corporal que cuando era más joven y probablemente tenga menos movilidad que antes.
Pasar tiempo al sol le calentara y permitirá que la luz solar llegue a su piel, generando vitamina D. Esto es especialmente importante para los caballos mayores porque una deficiencia de vitamina D puede reducir la resistencia de los huesos.
Los caballos mayores también pueden tener una eficiencia digestiva reducida debido a problemas de salud, esto también podría significar que sienten el frío más fácilmente ya que sus procesos digestivos le proporcionan su propia calefacción central interna. Tener acceso constante a forraje de calidad es esencial para ayudar a mantener su condición corporal y también lo ayudará a mantenerse caliente en climas fríos. Una dieta rica en fibra es esencial.
La falta de dientes y otros problemas dentales son también comunes en los caballos ancianos y, en el mejor de los casos, dificultan el pastoreo y la masticación del forraje. En el peor de los casos, puede provocar dolor, resistencia a comer y, posteriormente, pérdida de peso.
Los dientes de los caballos se desgastan naturalmente aproximadamente entre 2 y 3 mm cada año. Para compensar esta pérdida, los dientes salen continuamente a medida que se desgastan. A medida que el caballo envejece, quedan menos dientes por brotar y cuando el caballo llega a los veintitantos años, no queda nada y el diente efectivamente se "agota".
Aunque los caballos se adaptan muy bien al pastoreo utilizando los labios en lugar de los incisivos para agarrar la hierba, es importante que el caballo se someta a controles dentales periódicos: identificar los problemas a tiempo puede evitar que surjan más problemas.
Nunca hay que olvidar un programa de desparasitación correcto. La desparasitación estratégica durante toda su vida es fundamental para mantener la salud y la longevidad del caballo.
Los caballos más viejos pueden sufrir una respuesta inmune reducida que puede dejarlos más vulnerables a una alta carga de gusanos.
Unas prácticas de gestión sensatas de los prados, con rotación, descanso y pastoreo cruzado con otras especies, ayudan a reducir el riesgo de que surjan problemas y interrumpir el ciclo de vida del gusano.
Las cataratas son otro problema común en los caballos mayores y hacen que su vista disminuya con el tiempo.
Las cataratas se producen cuando el cristalino del ojo del caballo comienza a desarrollar manchas turbias. Pensemos en el cristalino de los caballos más jóvenes como un vidrio transparente que les permite ver a través de el. A medida que crecen, sus cristalinos pueden comenzar a escarcharse, como el vidrio del baño, y comenzar a limitar su visión. Con el tiempo, estas manchas suelen crecer y provocar una visión borrosa y confusa, que eventualmente puede provocar ceguera.
La visión es uno de los sentidos principales del caballo, por lo que perderla o que se deteriore puede hacer que se sienta vulnerable a posibles peligros. También puede hacerlo reacio a moverse en su entorno y más ansioso que antes.
Mantener su entorno igual puede ayudarle a sentirse más seguro: el heno, el agua y la sal deben colocarse siempre en el mismo lugar para evitar confusiones.
Un tumor cutáneo común que afecta a los caballos de edad avanzada, especialmente a los caballos tordos, son los melanomas. A menudo no seran cancerosos, pero continuarán creciendo lentamente durante varios años, y los problemas que ocurren comúnmente cuando crecen múltiples melanomas en un área es que causan irritación y posibles llagas. Debemos estar atentos para buscar signos de crecimiento de melanomas, prestando especial atención: debajo de la cola y alrededor del ano, alrededor de los genitales, debajo las orejas, detrás de la mandíbula y alrededor de la boca.
El sistema reproductivo también se ve afectado con la edad del caballo: la fertilidad tanto en yeguas como en sementales disminuye. La preñez es más difícil de lograr y mantener en caballos mayores. La calidad y cantidad de esperma pueden limitar las tasas de concepción y en las yeguas se produce una degeneración progresiva del revestimiento uterino relacionada con la edad. Los óvulos producidos por los ovarios son menos fértiles.
Los caballos de edad avanzada también corren mayor riesgo de infeccionés, y de la obstrucción recurrente de las vías respiratorias (asma), que tiende a progresar con el tiempo.
De igual modo los cambios relacionados con la edad pueden afectar el corazón o los vasos sanguíneos y provocar una insuficiencia cardíaca.
En el sistema hormonal la glándula pituitaria es importante para controlar una variedad de funciones, incluido el metabolismo. La degeneración relacionada con la edad puede hacer que la glándula pituitaria se vuelva hiperactiva, lo que conduce a un desequilibrio en las hormonas que se producen, dando el llamado síndrome de Cushing, que suele provocar laminitis y niveles elevados de cortisol en sangre, una hormona que disminuye la capacidad de respuesta del sistema inmunológico. Un síntoma característico es un pelaje más largo de lo normal y que en ocasiones se torna rizado, de aspecto mate y seco.
Es importante reconocer que, si bien los caballos mayores pueden no ser tan productivos y útiles como podrían haber sido en su juventud, el cuidado veterinario, dental y de los cascos de rutina, junto con una nutrición adecuada y el control de parásitos, son fundamentales para mantener a estos caballos sanos durante más tiempo, el resto de su vida.
Segun el estado fisico y el temperamento y caracter del caballo, podemos valorar opciones diferentes para la jubilación. Por ejemplo, prestar el caballo a un centro de terapia ecuestre. La terapia asistida por caballos proporciona una actividad liviana para el caballo mientras cumple una función importante.
O en algun centro ecuestre donde jinetes más jóvenes o principiantes adquieran confianza montando un caballo mayor y con más experiencia. Tambien podemos juntarlo con algun grupo de potros como "niñeras" para educar y enseñarles a los caballos jóvenes cómo comportarse. Los potros jóvenes y bulliciosos se benefician de la influencia tranquilizadora de un equino mayor. O quiza simplemente retirarlo en el campo con otros caballos.
Para el retiro del caballo hay que pensar que la compañía es clave para un caballo, sea mayor o mas joven. El confinamiento de un caballo viejo y artrítico en un establo no le hace ningún favor al animal. Aunque es posible que no siempre se sienta con ganas de correr con la manada, su necesidad de compañía equina y vida social es más fuerte que nunca, por lo que si vive en una manada tranquila y estable, será más feliz; además, como ya hemos comentado, los caballos viejos suelen tener un efecto positivo en los caballos más jóvenes.
Nuestros caballos nos dan mucha alegría a lo largo de su vida, y esto no se detiene solo porque ya no se puedan montar. Debemos ofrecerles una jubilación feliz y cómoda, satisfaciendo sus necesidades a medida que se desarrollan con el avance de su edad, y simplemente dejarlos disfrutar de una vida tranquila como caballos, en el campo pastando hierba.
La jubilación no significa el fin de ninguna interacción con el caballo, solo significa que se le da el tiempo y el espacio para disfrutar de sus años dorados, sin importar la edad a la que lleguen. Los caballos no desean más días, sólo días buenos. No tienen ambiciones personales de gloria. Si son amados, sus necesidades físicas y mentales están satisfechas y no sienten dolor, generalmente están bastante contentos.
Brindarle el cuidado adecuado al final de la vida del caballo es lo último, y posiblemente lo mejor, que podemos hacer por él.
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