La función número uno del cuerpo del caballo es el movimiento. Todos los sistemas corporales, ya sean respiratorios, digestivos, neurológicos o reproductivos, gozan de una salud óptima cuando el caballo se mueve libremente. Los caballos necesitan movimiento para el buen funcionamiento de su metabolismo, la buena salud de sus cascos y su bienestar mental.
Los caballos pueden galopar a las pocas horas de nacer. ¡Nacieron literalmente para estar en movimiento! Han evolucionado durante los últimos 55 millones de años con una fuerte necesidad innata de movimiento, y su constitución fisiológica ha evolucionado para respaldarlo. Las manadas de caballos han evolucionado para no dejar nunca de moverse ni de comer durante mucho tiempo.
En libertad, suelen vivir en zonas donde la hierba y el agua escasean y para sobrevivir, el movimiento se produce de forma natural durante todo el día, ya que se desplazan en busca de forraje y otros recursos. También se mueven mientras juegan y establecen un orden jerárquico en su vida social. Se dice que los caballos salvajes pueden recorrer más de 50 km. por día.
El tracto gastrointestinal del caballo es uno de los sistemas corporales que se alteran con mayor facilidad por la falta de movimiento. Cuando un caballo está encerrado el proceso conocido como peristalsis (contracciones musculares intestinales que digieren y mueven los alimentos a lo largo del tracto digestivo se altera, lo que deja a su caballo propenso al íleo (inmovilidad intestinal). Esto, a su vez, puede provocar impactación intestinal y cólicos.
Además de alterar la digestión, la falta de ejercicio contribuye a la obesidad, que va de la mano con otros problemas de salud graves para los caballos, incluida la laminitis y trastornos endocrinos como la resistencia a la insulina y el síndrome metabólico equino.
En los caballos, el corazón es
relativamente pequeño en comparación con su cuerpo, por lo que tambien necesitan el movimiento para recibir la ayuda de los músculos, las articulaciones y los cascos para asi poder mantener el flujo de sangre a través del cuerpo.
Cuando un caballo está estabulado, el sistema circulatorio no funciona a pleno rendimiento y el corazón puede verse sometido a un estrés excesivo. Ademas suele empeorar cuando se le administra ejercicio breve pero intenso.
La actividad física constante tambien aumenta la densidad y la fuerza de los huesos, además de promover la fortaleza y el desarrollo de músculos, tendones y ligamentos; lo que es especialmente importante en el caso de los potros y los caballos jóvenes, y se traduce en caballos más fuertes y sanos.
Una de las consecuencias de la domesticación moderna de los caballos es la profunda reducción de la actividad física diaria. Incluso los caballos que trabajan con regularidad y están en óptimas condiciones físicas probablemente hagan mucho menos ejercicio que sus congéneres salvajes.
En la sociedad actual, el valor del movimiento para el cuerpo ha quedado relegado al ejercicio forzado y reglamentado, y así el movimiento lento y constante de la actividad diaria ha perdido valor. Sin embargo, la diferencia entre ejercicio y movimiento varía mucho en relación con la salud y el bienestar generales.
El ejercicio, la actividad física, y el movimiento son formas diferentes de utilizar el cuerpo. Si bien las palabras tienen diferentes asociaciones para las personas, el ejercicio generalmente implica un régimen estructurado de actividades físicas repetitivas con un enfoque de entrenamiento, mientras que el movimiento es la actividad física que se produce durante la vida cotidiana.
El movimiento puede considerarse como las actividades que mueven al caballo a lo largo de su vida diaria. Debido a la naturaleza de una dieta fibrosa, esto debe incluir andar una gran cantidad de pasos y ciclos de masticación para ingerir un volumen suficiente. Irónicamente, las investigaciones han demostrado que los caballos no requieren un ejercicio diario reglamentado para mantenerse en forma, pero sí requieren un entorno que brinde muchas oportunidades de movimiento para mantener un nivel natural de condición física.
El campo del ejercicio nació para responder a los efectos nocivos del sedentarismo en el cuerpo que tiene la vida moderna y contemporánea. Por ello, muchas personas han llegado a priorizar el ejercicio sobre el movimiento debido a un estilo de vida acelerado y limitado en el tiempo.
Esta filosofía se ha extendido ampliamente al mundo equino, donde muchos caballos también viven una existencia sedentaria con breves episodios de ejercicio intenso.
Como resultado, muchos propietarios de caballos se centran en el programa de ejercicios y entrenamiento de sus animales y pasan por alto el valor del movimiento general para su biología. Las culturas humanas contemporáneas y las culturas equinas suburbanas, si bien son convenientes, con frecuencia resultan en una actividad monótona y repetitiva que carece de variedad. Esto se convierte en una carga biológica tanto para el cuerpo humano como para el equino hasta tal punto que disminuye drásticamente la calidad y la duración de la vida y conduce a una serie de problemas de salud.
Los caballos de hoy en día padecen muchos de los mismos problemas de salud que los humanos y las mascotas de hoy en día.
A medida que se limita la posibilidad de que el caballo exprese plenamente sus movimientos, todos los sistemas corporales se ven afectados en distintos grados. La obesidad es la consecuencia más obvia, pero también lo son las secuelas metabólicas, como la resistencia a la insulina, el síndrome metabólico equino y la temida laminitis.
La falta de movilidad favorece tambien la mala calidad de los cascos, moverse por un terreno variado estimula los cascos y los acondiciona al mismo tiempo. La grava es buena para esto, especialmente la gravilla. Si el caballo recorre suficientes kilómetros, los cascos comenzarán a mantenerse por sí solos. En libertad las colinas y las rocas ayudarán a desarrollar los tendones, los músculos y sus cascos lo que ayudará al caballo a caminar con más seguridad.
Otras consecuencias de poco movimiento incluyen enfermedades de la piel, trastornos digestivos como ulceraciones, cólicos e impactación, pérdidas de comportamiento natural, pérdida de tono muscular, fallos reproductivos, desarrollo de comportamiento estereotipado y un declive general de la condición física y el bienestar.
Los programas de ejercicio y entrenamiento de los caballos, generalmente se enfocan en los grupos musculoesqueléticos más grandes, pero los tejidos conectivos y neurológicos altamente refinados, fundamentales para la respiración, la circulación de fluidos (sangre y linfa), la digestión y los sistemas reproductivos, y la salud de los cascos y los dientes, están altamente invertidos en los resultados del movimiento diario para permanecer saludables.
Además, las funciones inmunológicas del sistema linfático están íntimamente relacionadas con los movimientos diarios del cuerpo.
El movimiento es tan crucial para la biología del caballo que, cuando es insuficiente, conduce a conductas problemáticas, como los caballos confinados en un box, que suelen mostrar estereotipias como morder, tragar aire, masticar madera o caminar de un lado a otro del box ya que el animal intenta satisfacer la necesidad de moverse incluso cuando se lo impiden.
Los caballos confinados con movimientos restringidos durante períodos prolongados pueden aburrirse o ponerse ansiosos fácilmente. La falta de forraje es otra de las principales razones por las que los caballos desarrollan comportamientos estereotipados.
Intentar reproducir las condiciones naturales de vida del caballo a través del movimiento, la vida social y la libre elección de forraje ayuda a mitigar estos comportamientos.
Por ejemplo: mantener los caballos afuera en lugar de en una cuadra o box.
Soltarlos en campos más grandes en lugar de padocks más pequeños, siempre en grupos en lugar solos, para fomentar el movimiento y la interacción.
Considerar la implementación de sistemas de pistas naturales (Padock paradise) en los campos para fomentar el movimiento y alimentar bien lejos de la fuente de agua, es decir, agua en un extremo del prado y forraje en el otro.
Para los caballos, lo más beneficioso es aumentar el movimiento en grupo y la actividad física diaria general. Los pequeños cambios pueden tener un impacto muy positivo en la salud, la fortaleza y la longevidad de su caballo.
Fuentes: Jenny Edwards (Natural Horse Care), Lucile Vigouroux (Periodista equina), Camilla Whishaw (Naturopata), Carol Shwetz (Veterinaria), Florida Equine Veterinary Associates.
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